Descripción general
Una alergia alimentaria es una reacción del sistema inmunitario que se presenta poco después de haber ingerido un determinado alimento. Incluso una pequeña cantidad del alimento que causa la alergia puede desencadenar síntomas, como problemas digestivos, urticaria o inflamación de las vías respiratorias. En algunos casos, una alergia alimentaria puede ocasionar síntomas graves o, incluso, anafilaxia, que es una reacción que puede poner en riesgo la vida.
Se calcula que la alergia alimentaria afecta al 8 % de los niños menores de 5 años y hasta al 4 % de los adultos. A pesar de que no existe cura, algunos niños superan sus alergias alimentarias cuando crecen.
La alergia alimentaria puede fácilmente confundirse con una reacción mucho más común denominada intolerancia alimentaria. Si bien es molesta, la intolerancia alimentaria es una afección de menor gravedad en la que no participa el sistema inmunitario.
Síntomas
Para algunas personas, una reacción alérgica a un alimento específico puede resultar molesta, pero no grave. Para otras personas, una reacción alérgica a un alimento puede ser aterradora e, incluso, poner en riesgo su vida. Los síntomas de una alergia alimentaria normalmente se manifiestan de unos minutos a un par de horas después de ingerir el alimento ofensivo. En raras ocasiones, los síntomas pueden aparecer varias horas más tarde.
Los síntomas de alergia alimentaria más comunes incluyen los siguientes:
- Hormigueo o comezón en la boca
- Urticaria, comezón o eccema
- Hinchazón de los labios, la cara, la lengua y la garganta o de otras partes del cuerpo
- Sibilancia, congestión nasal o dificultad para respirar
- Dolor en el abdomen, diarrea, náuseas o vómitos
- Mareos, aturdimiento o desmayos
Anafilaxia
En algunas personas, una alergia alimentaria puede causar anafilaxia, que es una reacción alérgica grave. Esta puede producir síntomas mortales, entre ellos:
- Constricción y opresión de las vías respiratorias
- Inflamación o sensación de un nudo en la garganta que dificulta la respiración
- Estado de choque debido a un descenso abrupto de la presión arterial
- Pulso acelerado
- Mareos, aturdimiento o pérdida del conocimiento
En casos de anafilaxia, el tratamiento de emergencia es fundamental. Si no se trata, la anafilaxia puede causar un estado de coma o incluso la muerte.
Cuándo debes consultar con un médico
Consulta con un profesional de atención médica o un alergista si tienes síntomas de alergia alimentaria inmediatamente después de comer. De ser posible, intenta ver al profesional de atención médica cuando observes el comienzo de la reacción alérgica. Esto puede ayudar a hacer un diagnóstico.
Busca un tratamiento de emergencia si presentas síntomas de anafilaxia, tales como los siguientes:
- Constricción de las vías respiratorias que dificulta la respiración
- Estado de choque debido a un descenso abrupto de la presión arterial
- Pulso acelerado
- Mareos o aturdimiento
Causas
Cuando tienes una alergia alimentaria, tu sistema inmunitario identifica erróneamente un alimento específico o una sustancia en los alimentos como algo dañino. En respuesta, el sistema inmunitario hace que las células liberen un anticuerpo que se denomina inmunoglobulina E para neutralizar el alérgeno, es decir, el alimento o la sustancia alimenticia que causa la alergia.
La próxima vez que comas incluso una pequeña cantidad de ese alimento, los anticuerpos contra la inmunoglobulina E lo identificarán. Luego, le enviarán señales a tu sistema inmunitario para que libere una sustancia química denominada histamina, como también otras sustancias químicas, al torrente sanguíneo. Estas sustancias químicas causan síntomas de alergia.
La mayoría de las alergias alimentarias se desencadenan a causa de ciertas proteínas presentes en los siguientes alimentos:
- Mariscos crustáceos, como camarones, langosta y cangrejo
- Maníes (cacahuates)
- Frutos secos, como nueces y nueces pecanas
- Pescado
- Huevos de gallina
- Leche de vaca
- Trigo
- Soja
Síndrome de alergia al polen alimentario
También conocido como síndrome de alergia oral, el síndrome de alergia al polen alimentario afecta a muchas personas con rinitis alérgica. En esta afección, ciertas frutas y verduras frescas o frutos secos y especias pueden desencadenar una reacción alérgica que causa cosquilleo o picazón en la boca. En casos graves, la reacción produce hinchazón de la garganta o incluso anafilaxia.
Las proteínas en ciertas frutas, verduras, frutos secos y especias ocasionan la reacción porque son similares a las proteínas que causan las alergias que se encuentran en ciertos tipos de polen. Este es un ejemplo de reactividad cruzada.
Los síntomas suelen desencadenarse si comes estos alimentos cuando están frescos y crudos. Sin embargo, si se cocinan, los síntomas pueden ser menos graves.
La siguiente tabla muestra las frutas, verduras, frutos secos y especias concretos que pueden causar el síndrome de alergia al polen alimentario en personas que son alérgicas a diferentes tipos de polen.
Si eres alérgico a lo siguiente: | Polen de abedul | Polen de ambrosía | Hierbas | Polen de artemisa |
También es posible que tengas una reacción a lo siguiente: | Almendra Manzana Damasco Zanahoria Apio Cereza Avellana Durazno Maní Pera Ciruela Papas crudas Haba de soja Algunas plantas aromáticas y especias (anís, semilla de comino, cilantro, hinojo, perejil) | Banana Pepino Melón (melón cantalupo, melón verde y sandía) Calabacín | Kiwi Melón (melón cantalupo, melón verde y sandía) Naranja Maní Tomate Papa blanca Calabacín | Manzana Pimiento Brócoli Repollo Zanahoria Coliflor Apio Ajo Cebolla Durazno Algunas plantas aromáticas y especias (anís, pimienta negra, semilla de comino, cilantro, hinojo, mostaza, perejil) |
Alergia alimentaria inducida por el ejercicio
Ingerir ciertos alimentos puede hacer que algunas personas sientan picazón y aturdimiento poco después de comenzar a hacer ejercicio. En casos graves, los episodios pueden incluir la aparición de urticaria o la anafilaxia. No comer por un par de horas antes de hacer ejercicio y evitar ciertos alimentos puede ayudar a prevenir este problema.
Intolerancia alimentaria y otras reacciones
La intolerancia alimentaria o una reacción a otra sustancia que hayas comido pueden causar los mismos síntomas que la alergia alimentaria, como náuseas, vómitos, calambres y diarrea.
Según el tipo de intolerancia alimentaria que tengas, tal vez puedas comer pequeñas cantidades de los alimentos problemáticos sin tener una reacción. En cambio, si tienes una verdadera alergia alimentaria, incluso una cantidad diminuta del alimento en cuestión puede desencadenar una reacción alérgica.
Uno de los aspectos engañosos del diagnóstico de la intolerancia alimentaria es que algunas personas no son sensibles al alimento en sí, sino a una sustancia o ingrediente utilizado para su preparación.
Algunas afecciones comunes que pueden ocasionar síntomas que se confunden con una alergia alimentaria son las siguientes:
- Ausencia de una enzima necesaria para digerir un alimento por completo. Es posible que no tengas las cantidades adecuadas de algunas enzimas necesarias para digerir ciertos alimentos. Una cantidad insuficiente de la enzima lactasa, por ejemplo, reduce la capacidad para digerir la lactosa, el azúcar principal de los productos lácteos. La intolerancia a la lactosa puede causar inflamación, calambres, diarrea y gases en exceso.
- Intoxicación alimentaria. A veces, la intoxicación alimentaria puede ser similar a una reacción alérgica. Las bacterias del atún y de otros pescados en mal estado también pueden tener una toxina que desencadena reacciones dañinas.
- Sensibilidad a los aditivos alimentarios. Algunas personas tienen reacciones digestivas y otros síntomas después de comer ciertos aditivos alimentarios. Por ejemplo, los sulfitos utilizados para preservar las frutas secas, los alimentos enlatados y el vino pueden desencadenar ataques de asma en personas sensibles a los aditivos alimentarios.
- Toxicidad por histamina. Ciertos pescados, como el atún o la caballa, cuando no se refrigeran de forma adecuada y tienen grandes cantidades de bacterias podrían contener niveles altos de histamina, los cuales desencadenan síntomas similares a los de la alergia alimentaria. En lugar de una reacción alérgica, esto se conoce como toxicidad por histamina o intoxicación escombroide.
- Enfermedad celíaca. Si bien, a veces, se hace referencia a la enfermedad celíaca como una alergia al gluten, esta no da como resultado una anafilaxia. Al igual que la alergia alimentaria, la enfermedad celíaca supone una respuesta del sistema inmunitario, pero esta es una reacción única que es más compleja que una simple alergia alimentaria.
Esta afección crónica del sistema digestivo se desencadena cuando ingieres gluten, una proteína presente en el pan, los fideos, las galletas dulces y muchos otros alimentos que contienen trigo, cebada o centeno.
Si tienes la enfermedad celíaca y comes alimentos que contienen gluten, ocurre una reacción del sistema inmunitario que ocasiona daños en la superficie del intestino delgado. Esto deriva en una incapacidad para absorber ciertos nutrientes.
Factores de riesgo
Algunos factores de riesgo para alergia alimentaria incluyen los siguientes:
- Antecedentes familiares. Si en tu familia son comunes el asma, el eccema, la urticaria o las alergias como la rinitis alérgica, tendrás un mayor riesgo de alergia alimentaria.
- Otras alergias. Si ya eres alérgico a algún alimento en particular, es posible que tengas un mayor riesgo de ser alérgico a otro. Asimismo, si ya tienes otros tipos de reacciones alérgicas, como rinitis alérgica o eccema, tu riesgo de padecer alergia alimentaria será mayor.
- Edad. Las alergias alimentarias son más comunes en niños, especialmente en bebés y niños pequeños. A medida que los niños crecen, sus aparatos digestivos maduran y es menos probable que sus cuerpos absorban alimentos o ingredientes que desencadenen alergias.
Afortunadamente, los niños generalmente superan las alergias a la leche, la soja, el trigo y los huevos cuando crecen. Las alergias graves y las alergias a los frutos secos y a los mariscos suelen ser de por vida. - Asma. El asma y las alergias alimentarias comúnmente se manifiestan juntas. En estos casos, es probable que los síntomas de ambas, tanto de las alergias alimentarias como del asma, sean graves.
Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar una reacción anafiláctica incluyen los siguientes:
- Tener antecedentes de asma
- Ser adolescente o más joven
- Demorar el uso de la epinefrina para tratar los síntomas de alergia alimentaria
- No tener urticaria ni ningún otro síntoma que se manifieste en la piel
Complicaciones
Las complicaciones de una alergia alimentaria pueden incluir las siguientes:
- Anafilaxia. Es una reacción alérgica que puede poner en riesgo la vida.
- Dermatitis atópica, conocida como eccema. La alergia alimentaria puede causar una reacción en la piel, como eccema.
Prevención
Exposición temprana
La ingesta temprana de productos que contienen maní se ha asociado con un menor riesgo de alergia a este alimento. En un estudio reciente, se seleccionó a bebés de alto riesgo (como aquellos con dermatitis atópica o con alergia al huevo, o ambas) para que ingirieran o evitaran los productos con maní a partir de los 4 a 6 meses de edad, hasta los 5 años.
Los investigadores descubrieron que los niños de alto riesgo que consumían regularmente proteína de maní, como mantequilla de maní o refrigerios con sabor a maní, tenían un 80 % menos de probabilidades de desarrollar una alergia al maní.
Antes de introducir alimentos alergénicos, habla con el médico de tu hijo sobre cuál sería el mejor momento para dárselos.
Toma precauciones
Cuando ya se desarrolló una alergia alimentaria, la mejor manera de prevenir una reacción alérgica es conocer y evitar los alimentos que causan los signos y los síntomas. Para algunas personas, no es más que un pequeño inconveniente, pero para otras es un gran problema. Además, algunos alimentos pueden estar muy ocultos cuando se usan como ingredientes en ciertos platos. Esto sucede, especialmente, en restaurantes y en otros entornos sociales.
Si sabes que tienes una alergia alimentaria, sigue estos pasos:
- Sé consciente de lo que comes y bebes. Asegúrate de leer cuidadosamente las etiquetas de los alimentos.
- Si ya tuviste una reacción grave, usa un brazalete o un collar de alerta médica que les informe a los demás que tienes una alergia alimentaria, en caso de que sufras una reacción y no puedas comunicarte.
- Habla con el equipo de atención médica sobre la prescripción de epinefrina de emergencia. Es posible que debas llevar un autoinyector de epinefrina (Adrenaclick, EpiPen) si corres riesgo de sufrir una reacción alérgica grave.
- Ten cuidado en los restaurantes. Asegúrate de que la persona que te atiende o el cocinero sepa que no puedes comer los alimentos a los que eres alérgico bajo ninguna circunstancia y que necesitas estar completamente seguro de que la comida que pides no los contiene. Además, asegúrate de que los alimentos no se preparen en superficies o sartenes que hayan estado en contacto con cualquiera de los alimentos a los que eres alérgico.
No dudes en dar a conocer tus necesidades. Los miembros del personal del restaurante te ayudarán con gusto cuando entiendan claramente lo que solicitas. - Planifica las comidas y los refrigerios antes de salir de tu casa. Si es necesario, lleva una nevera portátil (hielera) con alimentos que no contengan alérgenos cuando viajes o vayas a un evento. Si tú o tu hijo no pueden comer la torta (pastel) o el postre en una fiesta, lleva algo especial que puedan comer para que nadie se sienta excluido de la celebración.
Si tu hijo tiene una alergia alimentaria, toma estas precauciones para garantizar su seguridad:
- Notifica a las personas pertinentes que tu hijo tiene una alergia alimentaria. Habla con los pediatras, el personal de la escuela, los padres de los amigos de tu hijo y otros adultos que interactúan regularmente con él. Enfatiza que una reacción alérgica puede poner en riesgo la vida y requiere una intervención inmediata. Asegúrate de que tu hijo también sepa que debe pedir ayuda de inmediato si tiene una reacción alérgica a los alimentos.
- Explica los síntomas de la alergia alimentaria. Enseña a los adultos que pasan tiempo con tu hijo a reconocer los signos y los síntomas de una reacción alérgica.
- Elabora un plan de acción. El plan debe describir cómo atender a tu hijo si tiene una reacción alérgica a los alimentos. Entrega una copia del plan al personal de enfermería de la escuela y a otras personas que cuiden y supervisen a tu hijo.
Ponle a tu hijo un brazalete o collar de alerta médica. Este método de alerta indica los síntomas que tu hijo puede presentar en caso de alergia y explica a las demás personas cómo brindarle primeros auxilios en caso de emergencia.
Diagnóstico
No existe una prueba infalible para confirmar o descartar una alergia alimentaria. Tu equipo de atención médica considerará algunos factores antes de hacer un diagnóstico. Estos factores incluyen los siguientes:
- Tus síntomas. Explícale detalladamente al equipo de atención médica los antecedentes de tus síntomas o los de tu hijo (qué alimentos y en qué cantidades parecen causar problemas).
- Tus antecedentes familiares de alergias. Comparte también información sobre los miembros de tu familia que tengan algún tipo de alergia.
- Un examen físico. Con frecuencia, un examen minucioso puede ayudar a identificar o descartar otros problemas médicos.
- Una prueba cutánea. Una prueba de punción epidérmica puede determinar tu reacción a un alimento en particular. Para esta prueba, se coloca sobre la piel del antebrazo o la espalda una pequeña cantidad del alimento del que se sospecha que podría causar una reacción alérgica. Luego, el médico u otro profesional de atención médica pincha la piel con una aguja para permitir que una pequeña cantidad de la sustancia penetre debajo de la superficie de la piel.
Si eres alérgico a la sustancia que se está probando, te aparecerá un pequeño bulto o una reacción. Sin embargo, una reacción positiva a esta prueba no es suficiente para confirmar una alergia al alimento en cuestión. - Un análisis de sangre. Un análisis de sangre puede medir la respuesta del sistema inmunitario ante un alimento en particular, ya que mide un anticuerpo, denominado inmunoglobulina E, que se relaciona con las alergias.
Para este análisis, se toma una muestra de sangre en el consultorio del profesional de atención médica y se envía a un laboratorio clínico. Luego, se analizan las respuestas para diferentes alimentos. - Una dieta de eliminación. Es posible que te pidan que elimines de tu dieta los alimentos sospechosos durante una o dos semanas y que luego los reincorpores de uno en uno. Este proceso ayuda a vincular los síntomas con alimentos específicos. Sin embargo, las dietas de eliminación no son infalibles.
Una dieta de eliminación no sirve para indicar si la reacción a un alimento en particular es una verdadera alergia o una sensibilidad alimentaria. Además, si tuviste una reacción grave a algún alimento con anterioridad, una dieta de eliminación puede no ser un método seguro. - Prueba de provocación oral con alimentos. Durante esta prueba, que se realiza en el consultorio de un profesional de atención médica, te darán pequeñas cantidades del alimento del que se sospecha que ocasiona tus síntomas, y estas luego se aumentarán progresivamente. Si no tienes una reacción durante esta prueba, es posible que puedas incorporar el alimento a tu dieta nuevamente.
Tratamiento
La única forma de evitar una reacción alérgica es no comer los alimentos que pueden causar síntomas. Sin embargo, a pesar de tus esfuerzos, puedes entrar en contacto con un alimento que causa una reacción.
En caso de una reacción alérgica leve, los antihistamínicos de venta libre o de venta con receta médica pueden ayudar a reducir los síntomas. Estos medicamentos pueden tomarse después de la exposición al alimento que causa la alergia para ayudarte a aliviar la picazón o la urticaria. Sin embargo, los antihistamínicos no sirven para tratar una reacción alérgica grave.
En caso de una reacción alérgica grave, es posible que debas acudir a la sala de emergencias para que te administren una inyección de epinefrina de inmediato. Muchas personas con alergias llevan consigo un autoinyector de epinefrina (Adrenaclick, EpiPen). Este dispositivo combina una jeringa y una aguja oculta que inyecta una sola dosis del medicamento cuando se lo presiona contra el muslo.
Si te han recetado un autoinyector de epinefrina:
- Debes saber cómo usar el autoinyector. Además, asegúrate de que las personas más cercanas a ti sepan cómo darte el medicamento; si están contigo durante una urgencia anafiláctica, podrían salvarte la vida.
- Llévalo contigo en todo momento. Quizá sea una buena idea tener un autoinyector adicional en el auto o en el escritorio del trabajo.
- Asegúrate siempre de reemplazar la epinefrina antes de la fecha de caducidad; de lo contrario, podría no funcionar correctamente.
Tratamientos experimentales
Si bien hay investigaciones en curso para desarrollar mejores tratamientos para reducir los síntomas de la alergia alimentaria y prevenir los ataques de alergia, no hay ningún tratamiento comprobado que pueda prevenir o aliviar completamente los síntomas.
Una alternativa que se estudia actualmente como tratamiento para la alergia alimentaria es la inmunoterapia oral. Durante este tratamiento, se ingieren o se colocan debajo de la lengua pequeñas dosis de los alimentos a los que eres alérgico. A esto se lo conoce como administración sublingual. La dosis del alimento que provoca las alergias se incrementa progresivamente.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó recientemente el primer fármaco oral de inmunoterapia, el polvo dnfp (Palforzia) alérgeno del cacahuate (Arachis hypogaea), para tratar a niños de 4 a 17 años con una alergia confirmada al maní. Este medicamento no está recomendado para personas con asma no controlada o con ciertas afecciones, como la esofagitis eosinofílica.
Estilo de vida y remedios caseros
Una de las claves para prevenir una reacción alérgica es evitar por completo los alimentos que causan los síntomas.
- No des nada por sentado. Lee siempre las etiquetas de los alimentos para asegurarte de que no contengan ningún ingrediente al que seas alérgico. Incluso si crees saber lo que hay en un alimento, verifica la etiqueta. A veces, los ingredientes cambian.
Las etiquetas de los alimentos deben indicar claramente si el producto alimenticio contiene algún ingrediente que sea un alérgeno común. Lee las etiquetas de los alimentos atentamente para evitar las fuentes de alérgenos más comunes: leche, huevos, maní, frutos secos, pescado, mariscos, soja y trigo. - Ante la duda, recházalo. En restaurantes y en reuniones sociales, siempre existe el riesgo de comer algún alimento al que seas alérgico. Muchas personas no entienden la gravedad de las reacciones alérgicas a la comida y, tal vez, no se den cuenta de que incluso una cantidad pequeña puede causar una reacción grave a algunas personas.
Si tienes incluso la más mínima sospecha de que un alimento puede tener un ingrediente al que eres alérgico, no lo comas. - Pide ayuda a los cuidadores. Si tu hijo tiene una alergia alimentaria, busca la ayuda de familiares, niñeros, maestros y otras personas encargadas del cuidado. Asegúrate de que entiendan la importancia de que tu hijo evite los alimentos que le causan alergia y de que sepan qué hacer en caso de emergencia.
También es importante informarles sobre las medidas que pueden tomar para prevenir una reacción en primer lugar, como lavarse bien las manos y limpiar las superficies que puedan haber entrado en contacto con los alimentos que causan la alergia.
Estrategias de afrontamiento y apoyo
Una alergia alimentaria puede ser un motivo de preocupación constante y afectar la vida en casa, la escuela y el trabajo. Las actividades cotidianas que suelen ser fáciles para la mayoría de las familias, como comprar alimentos y preparar comidas, pueden convertirse en momentos de estrés para las familias y los cuidadores de personas con alergias alimentarias.
Tenga en cuenta estas estrategias para ayudar a controlar el estrés relacionado con la alergia alimentaria de su hijo:
- Conéctate con otras personas. Tener la posibilidad de hablar sobre las alergias alimentarias e intercambiar información con otras personas que también las padecen puede ser muy útil.
Varios sitios de Internet y organizaciones sin fines de lucro ofrecen información y foros para hablar acerca de las alergias alimentarias. Algunos de ellos están dirigidos concretamente a padres de niños con alergias alimentarias. El sitio web de Food Allergy Research & Education (Investigación y Educación sobre Alergias Alimentarias) te permitirá encontrar grupos y eventos de apoyo en la zona donde vives. - Informa a los que te rodean. Asegúrate de que la familia y los cuidadores, incluidos los niñeros y el personal escolar, conozcan a fondo la alergia alimentaria de tu hijo.
- Aborda las situaciones de acoso. A veces, los niños reciben acoso en la escuela por sus alergias alimentarias. Hablar de la alergia de tu hijo con el personal de la escuela reduce en gran medida el riesgo de que tu hijo sea objeto de acoso.
Preparación para la consulta
Como las citas médicas pueden ser breves y, a menudo, hay muchos temas para tratar, es una buena idea ir bien preparado. A continuación, encontrarás información que te ayudará a prepararte y a saber lo que puedes esperar.
- Anota cualquier síntoma que hayas tenido, incluso los que no parezcan estar relacionados con el motivo de la cita médica.
- Anota información personal clave, como episodios de estrés importantes o cambios recientes en tu vida.
- Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas y los suplementos que tomes.
- Pide a un familiar o a un amigo que te acompañe, de ser posible. A veces, puede ser difícil recordar toda la información que te proporcionan durante una cita médica. La persona que te acompañe puede recordar algún detalle que se te pasó por alto o que olvidaste.
- Anota las preguntas que quieres hacerle al equipo de atención médica.
El tiempo es limitado; por eso, preparar una lista de preguntas te ayudará a aprovechar ese tiempo al máximo. Clasifica las preguntas desde las más importantes a las menos, en caso de que se acabe el tiempo. Algunas preguntas básicas son las siguientes:
- ¿Es probable que la causa de mi afección sea una alergia alimentaria u otra reacción?
- ¿Qué tipo de pruebas necesitan hacerme?
- ¿Es probable que la afección sea temporal o persistente?
- ¿Qué tratamientos hay disponibles y cuáles me recomienda?
- ¿Cuáles son las alternativas al enfoque principal que me propone?
- Tengo estas otras enfermedades. ¿Cómo puedo controlar estas afecciones de manera conjunta?
- ¿Debo restringir mi alimentación de alguna manera?
- ¿Debería consultar con un especialista? ¿Cuánto costará eso?, ¿cubrirá mi seguro la consulta con un especialista?
- ¿Existe alguna alternativa genérica al medicamento que me receta?
- ¿Tiene algún material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomienda visitar?
Si tu hijo tiene una cita con el médico por una alergia alimentaria, también es conveniente que preguntes lo siguiente:
- ¿Es probable que mi hijo supere esta alergia cuando crezca?
- ¿Hay alternativas para los alimentos que desencadenan los síntomas de alergia en mi hijo?
- Debido a su alergia alimentaria, ¿cómo puedo ayudar a mantener seguro a mi hijo en la escuela?
Además de las preguntas que preparaste para hacerle al médico, no dudes en hacer preguntas durante la cita.
Qué esperar del médico
Es probable que el médico te haga algunas preguntas. Estar preparado para responderlas puede ahorrar tiempo que podrás utilizar para hablar sobre cualquier tema al que quieras dedicarle más atención. Es posible que te pregunten lo siguiente:
- ¿Cuándo comenzaste a tener los síntomas?
- ¿Cuál era la intensidad de los síntomas?
- ¿Cuánto tardaron en aparecer los síntomas luego de comer el alimento al que sospechas que eres alérgico?
- ¿Tomaste algún medicamento para la alergia de venta libre, como antihistamínicos, y de ser así, te ayudaron?
- ¿Parece tu reacción desencadenarse siempre al consumir un determinado alimento?
- ¿Cuánto comiste antes de la reacción?
- ¿Estaba el alimento que causó la reacción cocido o crudo?
- ¿Sabes cómo se preparó el alimento?
- ¿Hay algo que parezca mejorar los síntomas?
- ¿Hay algo que pienses que haga empeorar tus síntomas?
Qué puedes hacer mientras tanto
Si sospechas que tienes una alergia alimentaria, evita toda exposición a ese alimento hasta tu cita médica. Si comes el alimento y tienes una reacción leve, los antihistamínicos de venta libre pueden ayudar a aliviar los síntomas. Busca ayuda de emergencia si tienes una reacción más grave o síntomas de anafilaxia.
Rafael Sanchez Cardona. M.D. M.Sc.
Médico y Cirujano de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, Especializado con Master en Gastroenterología, Hepatología y Endoscopia Digestiva de la Universidad Católica de Murcia (España)