Descripción general
El esófago de Barrett es una afección en la que el revestimiento plano y rosado del esófago que conecta la boca con el estómago se daña por el reflujo ácido, lo que hace que el revestimiento se engrose y se vuelva rojo.
Entre el esófago y el estómago hay una válvula de importancia crucial, el esfínter esofágico inferior. Con el tiempo, el esfínter esofágico inferior puede comenzar a fallar, lo que provoca un daño ácido y químico del esófago, una afección llamada enfermedad por reflujo gastroesofágico. La enfermedad por reflujo gastroesofágico suele ir acompañada de síntomas como la acidez estomacal o la regurgitación. En el caso de algunas personas, esta enfermedad por reflujo gastroesofágico puede desencadenar un cambio en las células que recubren la parte inferior del esófago y causar el esófago de Barrett.
El esófago de Barrett se relaciona con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de esófago. Si bien el riesgo de padecer cáncer de esófago es bajo, es importante realizarse controles regulares con pruebas detalladas por imágenes y biopsias exhaustivas del esófago para comprobar si hay células precancerosas (displasia). Si se descubre la presencia de células precancerosas, estas pueden tratarse para prevenir el cáncer de esófago.
Síntomas
El desarrollo del esófago de Barrett se atribuye con mayor frecuencia a la enfermedad por reflujo gastroesofágico de larga data, que puede incluir estos signos y síntomas:
- Acidez estomacal frecuente y regurgitación del contenido del estómago
- Dificultad para tragar alimentos
- Dolores en pecho, en menor medida
Curiosamente, aproximadamente la mitad de las personas con un diagnóstico de esófago de Barrett reportan pocos o ningún síntoma de reflujo ácido. Por lo tanto, debes conversar sobre tu salud digestiva con tu médico en relación con la posibilidad de esófago de Barrett.
Cuándo debes consultar a un médico
Si has tenido problemas de acidez estomacal, regurgitación y reflujo ácido durante más de cinco años, debes conversar con el médico sobre el riesgo de tener esófago de Barrett.
Busca ayuda de inmediato si se presenta alguna de estas situaciones:
- Dolor en el pecho, que puede ser síntoma de un ataque cardíaco
- Dificultad para tragar
- Vómitos con sangre roja o sangre que parece granos de café
- Heces oscuras, alquitranadas o con sangre
- Pérdida de peso no intencional
Causas
Se desconoce la causa exacta del esófago de Barrett. Mientras que muchas personas con esófago de Barrett tienen enfermedad por reflujo gastroesofágico desde hace mucho tiempo, muchos no tienen síntomas de reflujo, lo cual se conoce como “reflujo silencioso”.
Ya sea que el reflujo ácido esté acompañado por síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico o no, el ácido estomacal y las sustancias químicas vuelven al esófago, dañan el tejido y provocan cambios en su revestimiento, lo cual da lugar al esófago de Barrett.
Factores de riesgo
Algunos de los factores que aumentan el riesgo de tener el esófago de Barrett comprenden:
- Antecedentes familiares. Las probabilidades de tener el esófago de Barrett aumentan si tienes antecedentes familiares de esófago de Barrett o cáncer de esófago.
- Ser hombre. Los hombres son mucho más propensos a desarrollar el esófago de Barrett.
- Ser de raza blanca. Las personas de raza blanca tienen mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad con respecto a las personas de otras razas.
- Edad. El esófago de Barrett puede presentarse a cualquier edad, pero es más común en los adultos mayores de 50 años.
- Acidez estomacal y reflujo ácido crónicos. Tener una enfermedad por reflujo gastroesofágico que no mejora al tomar medicamentos conocidos como inhibidores de la bomba de protones o tener una enfermedad por reflujo gastroesofágico que requiere medicación periódica puede aumentar el riesgo del esófago de Barrett.
- Fumar en la actualidad o haber fumado.
- Sobrepeso. La grasa corporal alrededor del abdomen aumenta aún más el riesgo.
Complicaciones
Las personas con el esófago de Barrett tienen un mayor riesgo de contraer cáncer de esófago. El riesgo es pequeño, incluso en personas que tienen cambios precancerosos en las células del esófago. Afortunadamente, la mayoría de las personas con esófago de Barrett nunca desarrollarán cáncer de esófago.
Diagnóstico
Para determinar si tienes esófago de Barrett, suele realizarse una endoscopia.
Un tubo equipado con una luz y una cámara en el extremo (endoscopio) pasa por tu garganta para detectar signos de cambios en el tejido esofágico. El tejido normal del esófago tiene aspecto pálido y brillante. En el caso de esófago de Barrett, el tejido tiene aspecto rojo y aterciopelado.
El médico te extraerá tejido (biopsia) del esófago. El tejido de la biopsia puede analizarse para determinar el grado de cambio en él.
Determinación del grado de cambio en el tejido
Un médico que se especializa en el análisis de tejidos en un laboratorio (patólogo) determina el grado de displasia en las células del esófago. Debido a que puede ser difícil diagnosticar la displasia en el esófago, es mejor que dos patólogos, idealmente que al menos uno se especialice en patología gastroenterológica, estén de acuerdo en el diagnóstico. El tejido puede clasificarse en los siguientes tipos:
- Sin displasia, si se observa esófago de Barrett, pero no se detectan cambios precancerosos en las células.
- Displasia de bajo grado, si las células muestran pequeños signos de cambios precancerosos.
- Displasia de alto grado, si las células muestran muchos cambios. Se cree que la displasia de alto grado es el paso final antes de que las células se transformen en cáncer de esófago.
Análisis para la detección del esófago de Barrett
El American College of Gastroenterology (Colegio Estadounidense de Gastroenterología) sostiene que se puede recomendar la realización de exámenes de detección para los hombres que han tenido síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico por lo menos una vez a la semana, que no responden al tratamiento con medicamentos inhibidores de la bomba de protones y que tienen por lo menos dos factores de riesgo más, incluidos:
- Antecedentes familiares de esófago de Barrett o de cáncer de esófago
- Ser de sexo masculino
- Ser de raza blanca
- Tener más de 50 años
- Ser fumador o exfumador
- Tener mucha grasa abdominal
Si bien las mujeres son significativamente menos propensas a tener esófago de Barrett, deben realizarse exámenes de detección si tienen un reflujo que no se logra controlar u otros factores de riesgo para esófago de Barrett.
Tratamiento
El tratamiento para el esófago de Barrett depende del grado de crecimiento celular anormal en el esófago y del estado de salud general.
No hay displasia
Es probable que el médico recomiende:
- Endoscopia periódica para controlar las células del esófago. Si en tus biopsias no se observa displasia, probablemente se te hará una endoscopia de seguimiento al año y luego cada tres o cinco años si no hay cambios.
- Tratamiento para la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Los cambios en los medicamentos y el estilo de vida pueden aliviar los signos y síntomas. Los procedimientos quirúrgicos o de endoscopia para corregir una hernia de hiato o para contraer el esfínter esofágico inferior que controla el flujo de ácido estomacal pueden ser una opción.
Displasia de grado bajo
La displasia de bajo grado se considera la etapa inicial de los cambios precancerosos. Si se encuentra una displasia de bajo grado, debe ser verificada por un patólogo experimentado. En el caso de la displasia de bajo grado, el médico puede recomendar otra endoscopia en seis meses, con un seguimiento adicional cada 6 a 12 meses.
Pero, dado el riesgo de cáncer de esófago, se puede recomendar el tratamiento si se confirma el diagnóstico. Estos son los tratamientos preferidos:
- Resección endoscópica, que utiliza un endoscopio para eliminar las células dañadas y ayudar en la detección de la displasia y el cáncer.
- Ablación por radiofrecuencia, que utiliza calor para extraer el tejido anormal del esófago. La ablación por radiofrecuencia puede recomendarse después de la resección endoscópica.
- Crioterapia, que utiliza un endoscopio para aplicar un líquido o gas frío a las células anormales del esófago. Esto permite que las células se calienten y luego se vuelvan a congelar. El ciclo de congelación y descongelación daña las células anormales.
Si hay una inflamación importante del esófago en la endoscopia inicial, se realiza otra endoscopia después de tres o cuatro meses de tratamiento para reducir el ácido del estómago.
Displasia de grado alto
Se cree que la displasia de alto grado es precursora del cáncer de esófago. Por este motivo, el médico puede recomendar la resección endoscópica, la ablación por radiofrecuencia o la crioterapia. Otra opción puede ser la cirugía, que consiste en extirpar la parte dañada del esófago y unir la parte restante al estómago.
La recurrencia del esófago de Barrett es posible después del tratamiento. Pregúntale al médico con qué frecuencia debes volver para las pruebas de seguimiento. Si recibes un tratamiento distinto a la cirugía para extraer el tejido esofágico anormal, es probable que el médico te recomiende tomar medicamentos de por vida para reducir el ácido y ayudar a sanar el esófago.
Estilo de vida y remedios caseros
Los cambios en el estilo de vida pueden mejorar los síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico, que puede ser la base del esófago de Barrett. Considera lo siguiente:
- Mantener un peso saludable.
- Eliminando los alimentos y las bebidas que provocan la acidez estomacal, como el chocolate, el café, el alcohol y la menta.
- Dejar de fumar.
- Elevar la cabecera de tu cama. Coloca tacos de madera debajo de la cama para elevar la cabecera.
Preparación para la consulta
El esófago de Barrett se diagnostica con mayor frecuencia en personas con enfermedad por reflujo gastroesofágico que se someten a pruebas para determinar si hay complicaciones por esta enfermedad. Si el médico descubre la presencia del esófago de Barrett con una endoscopia, es posible que te remita a un médico que trate enfermedades digestivas (gastroenterólogo).
Qué puedes hacer
- Ten en cuenta cualquier restricción previa a la cita, como por ejemplo no comer alimentos sólidos el día anterior.
- Anota los síntomas que tengas, incluso aquellos que parezcan no estar relacionados con el motivo de la cita.
- Haz una lista de todos tus medicamentos, vitaminas o suplementos.
- Anota tu información médica clave, incluidas otras afecciones.
- Pídele a un amigo o a un familiar que te acompañen para ayudarte a recordar lo que diga el médico.
- Escribe preguntas para hacerle al médico.
Preguntas para hacerle al médico
- ¿Los informes de mis análisis de laboratorio indican la presencia de cambios precancerosos (displasia)? De ser así, ¿cuál es el grado de la displasia?
- ¿Qué parte del esófago se ve afectada?
- ¿Con qué frecuencia debo hacerme pruebas para la detección de cambios en el esófago?
- ¿Tengo displasia y si es así fue confirmada por un patólogo experto?
- ¿Qué riesgo tengo de presentar cáncer de esófago?
- ¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
- ¿Debo hacer cambios en mi dieta u otros cambios en mi estilo de vida?
- Tengo otras afecciones médicas. ¿Cómo puedo controlarlas de manera conjunta?
Además de las preguntas que hayas preparado para hacerle a tu médico, no dudes en hacerle otras durante la cita.
Qué esperar del médico
Es probable que el médico te haga varias preguntas. Estar preparado para responderlas te permitirá tener tiempo para repasar los puntos en los que quieras detenerte. Es posible que te pregunte lo siguiente:
- ¿Cuándo comenzaste a tener los síntomas? ¿Cuán graves son?
- ¿Tus síntomas son continuos u ocasionales?
- ¿Existe algo que, al parecer, empeore los síntomas? ¿Hay algo que alivie los síntomas?
- ¿Tienes síntomas de reflujo ácido?
- ¿Tomas medicamentos para tratar el reflujo o la indigestión?
- ¿Tienes dificultad al tragar?
- ¿Has bajado de peso?
Rafael Sanchez Cardona. M.D. M.Sc.
Médico y Cirujano de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, Especializado con Master en Gastroenterología, Hepatología y Endoscopia Digestiva de la Universidad Católica de Murcia (España)