Vida Integral

Descripción general

La diabetes mellitus se refiere a un grupo de enfermedades que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa en la sangre. La glucosa es una importante fuente de energía para las células que forman los músculos y tejidos. También es la principal fuente de combustible del cerebro.

La causa principal de la diabetes varía según el tipo. Pero, independientemente del tipo de diabetes que tengas, puede provocar un exceso de glucosa en la sangre. Demasiada glucosa en la sangre puede causar problemas de salud graves.

Las afecciones de diabetes crónica comprenden diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2. Las afecciones de diabetes potencialmente reversibles incluyen prediabetes y diabetes gestacional. La prediabetes ocurre cuando tus niveles de glucosa en la sangre son más elevados de lo normal. Pero esos niveles de glucosa en la sangre no son tan altos como para ser denominados diabetes. La prediabetes puede convertirse en diabetes, a no ser que se tomen medidas para prevenirla. La diabetes gestacional ocurre durante el embarazo, pero puede desaparecer después de que el bebé nace.

Síntomas

Los síntomas de la diabetes dependen del nivel de glucosa sanguínea. Es posible que algunas personas no presenten síntomas, especialmente si tienen prediabetes, diabetes gestacional o diabetes tipo 2. En el caso de la diabetes tipo 1, los síntomas tienden a aparecer rápido y a ser más intensos.

Algunos de los síntomas de la diabetes tipo 1 y tipo 2 incluyen los siguientes:

  • Más sed de lo habitual.
  • Micción frecuente.
  • Pérdida de peso involuntaria.
  • Presencia de cetonas en la orina. Las cetonas son un producto secundario de la descomposición de músculo y grasa que ocurre cuando no hay suficiente insulina.
  • Sensación de cansancio y debilidad.
  • Sensación de irritabilidad u otros cambios en el estado de ánimo.
  • Visión borrosa.
  • Llagas que tardan en cicatrizar.
  • Infecciones frecuentes, como en las encías, la piel o la vagina.

Si bien la diabetes tipo 1 puede manifestarse a cualquier edad, suele ocurrir en la infancia o la adolescencia. La diabetes tipo 2, el tipo más común, también puede manifestarse a cualquier edad, pero es más frecuente en personas mayores de 40 años. Sin embargo, están aumentando los casos de diabetes tipo 2 en niños.

Cuándo debes consultar con un médico

  • Si crees que tú o tu hijo tienen diabetes. Comunícate con el proveedor de atención médica si notas cualquier síntoma posible de diabetes. Cuanto antes se diagnostique la enfermedad, más rápido puede comenzar el tratamiento.

Si ya te han diagnosticado diabetes. Después de recibir el diagnóstico, necesitarás un riguroso seguimiento médico hasta que tus niveles de glucosa en la sangre se estabilicen.

Causas

Para comprender la diabetes, es importante entender cómo el cuerpo usa habitualmente la glucosa.

Cómo funciona la insulina

La insulina es una hormona que proviene de una glándula situada detrás y debajo del estómago (páncreas).

  • El páncreas libera insulina en el torrente sanguíneo.
  • La insulina circula y permite que el azúcar entre en las células.
  • La insulina reduce la cantidad de azúcar presente en el torrente sanguíneo.
  • A medida que el nivel de glucosa sanguínea baja, también lo hace la secreción de insulina del páncreas.

La función de la glucosa

La glucosa, un tipo de azúcar, es la principal fuente de energía de las células que forman los músculos y otros tejidos.

  • La glucosa proviene de dos fuentes principales: los alimentos y el hígado.
  • La glucosa se absorbe en el torrente sanguíneo, en donde ingresa en las células con la ayuda de la insulina.
  • El hígado elabora y almacena glucosa.
  • Cuando los niveles de glucosa son bajos, como cuando no has comido por un buen rato, el hígado convierte el glucógeno almacenado en glucosa. Así mantiene tu nivel de glucosa dentro de un nivel normal.

La causa exacta de la mayoría de los tipos de diabetes se desconoce. En todos los casos, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo. Esto se debe a que el páncreas no produce suficiente insulina. Ambas clases de diabetes, tipo 1 y tipo 2, pueden causarse por una combinación de factores genéticos y ambientales. No se conoce realmente cuáles son estos factores.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo para la diabetes dependen del tipo de diabetes que tienes. Los antecedentes familiares pueden desempeñar un papel en todos los tipos. Los factores ambientales y la geografía pueden aumentar el riesgo de padecer diabetes tipo 1.

En ocasiones, a los familiares de las personas con diabetes tipo 1 se les hacen análisis clínicos para comprobar la presencia de células del sistema inmunitario de la diabetes (autoanticuerpos). Si tienes estos autoanticuerpos, tendrás mayores probabilidades de padecer la enfermedad. Sin embargo, no todas las personas que tienen estos autoanticuerpos llegan a tener diabetes.

La raza o el origen étnico también pueden aumentar el riesgo de presentar diabetes tipo 2. Aunque no se sabe con certeza el motivo, determinadas personas, como las afroamericanas, las hispanas, las indígenas estadounidenses y las asiáticas americanas, corren un mayor riesgo.

La prediabetes, la diabetes tipo 2 y la diabetes gestacional son más frecuentes en personas con sobrepeso u obesidad.

Complicaciones

Las complicaciones a largo plazo de la diabetes aparecen progresivamente. Cuanto más tiempo hayas tenido diabetes (y cuanto menos te hayas controlado la glucosa sanguínea), mayor será el riesgo de sufrir complicaciones. Con el tiempo, las complicaciones de la diabetes podrían provocar discapacidad o incluso poner en riesgo la vida. De hecho, la prediabetes puede derivar en diabetes tipo 2. Algunas de las posibles complicaciones incluyen las siguientes:

  • Enfermedades cardíacas y de los vasos sanguíneos (cardiovasculares). La diabetes aumenta en gran medida el riesgo de sufrir muchos problemas cardíacos. Entre ellos, se pueden incluir la enfermedad de las arterias coronarias con dolor de pecho (angina de pecho), ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y estrechamiento de las arterias (ateroesclerosis). Si tienes diabetes, eres más propenso a desarrollar una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular.
  • Daño a los nervios por diabetes (neuropatía diabética). El exceso de azúcar puede dañar las paredes de los vasos sanguíneos pequeños (capilares) que alimentan los nervios, especialmente en las piernas. Esto puede provocar hormigueo, entumecimiento, ardor o dolor, que generalmente comienza en las puntas de los dedos de los pies o las manos y se extiende progresivamente hacia arriba.
    El daño en los nervios relacionados con la digestión puede causar problemas de náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento. En los hombres, puede derivar en disfunción eréctil.
  • Daño a los riñones por diabetes (nefropatía diabética). Los riñones contienen millones de pequeños grupos de vasos sanguíneos (glomérulos) que filtran los desechos de la sangre. La diabetes puede dañar este delicado sistema de filtración.
  • Daño a los ojos por diabetes (retinopatía diabética). La diabetes puede dañar los vasos sanguíneos del ojo. Esto podría derivar en ceguera.
  • Daños en el pie. El daño en los nervios de los pies o el flujo sanguíneo insuficiente a los pies aumentan el riesgo de muchas complicaciones.
  • Afecciones de la piel y la boca. La diabetes puede hacer que seas más propenso a tener problemas de la piel, como infecciones bacterianas y micóticas.
  • Deterioro de la audición. Los problemas de audición son más frecuentes en las personas que tienen diabetes.
  • Enfermedad de Alzheimer. La diabetes tipo 2 puede aumentar el riesgo de demencia, como la enfermedad de Alzheimer.
  • Depresión relacionada con la diabetes. Los síntomas de depresión son comunes en personas con diabetes tipo 1 y tipo 2.

Complicaciones de la diabetes gestacional

La mayoría de las mujeres con diabetes gestacional da a luz a bebés sanos. No obstante, los niveles de glucosa en la sangre sin tratar o sin controlar pueden causarles problemas a ti y a tu bebé.

La diabetes gestacional puede provocar complicaciones en tu bebé, entre ellas:

  • Crecimiento excesivo. El exceso de glucosa puede atravesar la placenta. El exceso de glucosa provoca que el páncreas del bebé produzca una cantidad excesiva de insulina. Como consecuencia, tu bebé podría crecer demasiado, lo que puede provocar dificultades en el parto o, en ocasiones, la necesidad de una cesárea.
  • Nivel bajo de glucosa sanguínea. A veces, los bebés de madres con diabetes gestacional tienen un nivel bajo de glucosa sanguínea (hipoglucemia) poco después del nacimiento. Esto se debe a que su propia producción de insulina es elevada.
  • Diabetes tipo 2 en el futuro. Los bebés de madres con diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de padecer obesidad y diabetes tipo 2 en el futuro.
  • Muerte. Una diabetes gestacional no tratada puede provocar la muerte del bebé antes o poco después del parto.

La diabetes gestacional también puede provocar complicaciones en la madre, entre ellas:

  • Preeclampsia. Entre los síntomas de esta afección se encuentran la presión arterial alta, el exceso de proteínas en la orina, y la hinchazón en las piernas y los pies.
  • Diabetes gestacional. Si tuviste diabetes gestacional en un embarazo, tienes más probabilidades de tenerla otra vez en el embarazo siguiente.

Prevención

La diabetes tipo 1 no puede prevenirse. Sin embargo, las mismas elecciones de estilo de vida saludable que ayudan a tratar la prediabetes, la diabetes tipo 2 y la diabetes gestacional también pueden ayudar a prevenirla:

  • Come alimentos saludables. Elige alimentos ricos en fibra, con bajo contenido graso y pocas calorías. Céntrate en las frutas, las verduras y los granos integrales. Come variado para evitar el aburrimiento.
  • Haz más actividad física. Haz unos 30 minutos de actividad aeróbica moderada la mayoría de los días de la semana. Intenta realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana. Por ejemplo, puedes dar un paseo diario a paso ligero. Si no puedes realizar un entrenamiento prolongado, divídelo en sesiones más cortas durante el día.
  • Pierde el exceso de peso. Si tienes sobrepeso, bajar incluso el 7 % de tu peso corporal puede reducir el riesgo de tener diabetes. Por ejemplo, si pesas 200 libras (90,7 kilogramos), perder 14 libras (6,4 kilogramos) puede reducir el riesgo de diabetes.
    Sin embargo, no intentes bajar de peso durante el embarazo. Consulta con tu proveedor de atención médica qué cantidad de peso es saludable que aumentes durante el embarazo.
    Para mantener tu peso en un rango saludable, céntrate en cambios a largo plazo en los hábitos de alimentación y de ejercicio. Recuerda los beneficios de perder peso, como tener un corazón más sano, más energía y una mayor autoestima.

A veces, los fármacos son una alternativa. Los fármacos orales para la diabetes, como la metformina (Glumetza, Fortamet y otros), pueden reducir el riesgo de diabetes tipo 2; sin embargo, la elección de un estilo de vida saludable es importante. Si tienes prediabetes, haz que te controlen el nivel de glucosa sanguínea al menos una vez al año para comprobar que no tengas diabetes tipo 2.

Diagnóstico

Con frecuencia, los síntomas de la diabetes tipo 1 aparecen de forma repentina y suelen ser la causa de control del nivel de glucosa en la sangre. Dado que los síntomas de otros tipos de diabetes y prediabetes se manifiestan más progresivamente o pueden ser difíciles de notar, la Asociación Americana de la Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) ha elaborado pautas para la detección. La ADA recomienda que se realicen análisis de detección de diabetes en las siguientes personas:

  • Cualquier persona con un índice de masa corporal superior a 25 (23 para los estadounidenses de origen asiático), independientemente de la edad, que presente factores de riesgo adicionales. Estos factores incluyen presión arterial alta, niveles atípicos de colesterol, un estilo de vida inactivo, antecedentes de síndrome de ovario poliquístico o enfermedad cardíaca, y tener un familiar cercano con diabetes.
  • Cualquier persona mayor de 35 años. Se aconseja a este grupo de personas que se hagan un examen de detección inicial de glucosa en la sangre. Si los resultados son normales, luego, se deben volver a realizar el examen cada tres años.
  • Mujeres que han tenido diabetes gestacional. Es recomendable que este grupo se haga pruebas de detección de diabetes cada tres años.
  • Cualquier persona a la que se diagnosticó prediabetes. Es recomendable que este grupo se haga la prueba todos los años.
  • Cualquier persona que tenga VIH.

Pruebas para la diabetes tipo 1, la diabetes tipo 2 y la prediabetes

  • Prueba de hemoglobina glucosilada A1c. Esta prueba de sangre, que no requiere abstenerse de ingerir alimentos por un lapso de tiempo (ayuno), indica tu nivel promedio de glucosa en la sangre durante los últimos 2 a 3 meses. Mide el porcentaje de glucosa en la sangre unida a la hemoglobina, la proteína que transporta oxígeno en los glóbulos rojos. También se la conoce como prueba de hemoglobina glucosilada.
    Cuanto más alto sea tu nivel de glucosa en la sangre, mayor será la cantidad de hemoglobina con azúcar. Un nivel del 6,5 % o más en dos pruebas de hemoglobina glucosilada A1c separadas indica que tienes diabetes. Un nivel de hemoglobina glucosilada A1c entre el 5,7 % y el 6,4 % se considera prediabetes. Un nivel de hemoglobina glucosilada A1c por debajo del 5,7 % se considera normal.
  • Examen aleatorio de glucosa en la sangre. Se tomará una muestra de sangre en un horario al azar. Independientemente de la última vez que comiste, un nivel de glucosa en la sangre de 200 miligramos por decilitro (mg/dl), es decir, 11,1 milimoles por litro (mmol/l) o más, sugiere diabetes.
  • Examen de glucemia en ayunas. Se tomará una muestra de sangre después de una noche de ayuno. Un nivel de glucosa en la sangre, en ayunas, menor que 100 mg/dl (5,6 mmol/l) es normal. Un nivel de glucosa en la sangre, en ayunas, entre 100 y 125 mg/dl (5,6 a 6,9 mmol/l) se considera prediabetes. Si el resultado es 126 mg/dl (7 mmol/l) o más en distintos análisis, tienes diabetes.
  • Prueba de tolerancia a la glucosa. Para esta prueba, debes ayunar durante la noche. Luego, se mide el nivel de glucosa en la sangre, en ayunas. Después, bebes un líquido azucarado y se mide el nivel de glucosa en la sangre periódicamente durante las siguientes dos horas.
    Un nivel de glucosa en la sangre inferior a 140 mg/dl (7,8 mmol/l) es normal. Un valor de más de 200 mg/dl (11,1 mmol/l) después de dos horas indica diabetes. Un resultado de entre 140 y 199 mg/dl (7,8 y 11,0 mmol/l) indica que tienes prediabetes.

Si tu proveedor de atención médica considera que tienes diabetes tipo 1, puede realizarte pruebas de orina para detectar la presencia de cetonas. Las cetonas son un producto secundario del uso de músculo y grasa como combustible. El proveedor de atención médica probablemente te realizará una prueba para ver si tienes las células destructoras del sistema inmunitario asociadas con la diabetes tipo 1, llamadas autoanticuerpos.

Probablemente el proveedor de atención médica analizará si tienes un riesgo alto de sufrir diabetes gestacional en una etapa temprana del embarazo. Si tienes un riesgo alto, el proveedor de atención médica puede realizar pruebas de diabetes en tu primera consulta prenatal. Si tienes un riesgo promedio, probablemente te hagan un examen de detección en algún momento durante el segundo trimestre.

Tratamiento

Según el tipo de diabetes que tengas, el control de la glucosa en la sangre, la insulina y la medicación oral pueden desempeñar un papel importante en tu tratamiento. Llevar una dieta saludable, mantener un peso saludable y hacer actividad física con regularidad también son factores importantes en el control de la diabetes.

Tratamientos para todos los tipos de diabetes

Mantener un peso saludable a través de una dieta saludable y un plan de ejercicios es fundamental para el tratamiento de la diabetes, así como para tu salud general:

  • Alimentación saludable. Tu dieta para la diabetes es simplemente un plan de alimentación saludable que te ayudará a controlar tu nivel de glucosa en la sangre. Tendrás que seguir una dieta con más frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales, que son alimentos muy nutritivos y ricos en fibra, y con bajo contenido de grasa y calorías. También tendrás que reducir el consumo de grasas saturadas, hidratos de carbono refinados y dulces. De hecho, es el mejor plan de alimentación para toda la familia. Está bien consumir alimentos con azúcar cada tanto. Estos deben considerarse parte del plan de alimentación.
    Entender qué comer y en qué cantidades puede ser un desafío. Un dietista diplomado puede ayudarte a armar una dieta acorde a tus objetivos de salud, preferencias alimentarias y estilo de vida. Es probable que incluya el recuento de hidratos de carbono, en especial si tienes diabetes tipo 1 o te aplicas insulina como parte del tratamiento.
  • Actividad física. Todos necesitamos hacer actividades aeróbicas con regularidad, incluidas las personas con diabetes. La actividad física disminuye el nivel de glucosa en la sangre al transportar el azúcar a las células, donde se usa para producir energía. La actividad física también hace que tu cuerpo sea más sensible a la insulina, lo que significa que el organismo necesita menos insulina para transportar el azúcar a las células.
    Debes tener la aprobación del proveedor de atención médica antes de hacer ejercicio. Después, elige actividades que disfrutes, como caminar, nadar o andar en bicicleta. Lo más importante es que la actividad física sea parte de tu rutina diaria.
    Intenta hacer al menos 30 minutos o más de actividad física moderada la mayoría de los días de la semana o al menos 150 minutos a la semana. Los momentos de actividad pueden durar un par de minutos durante el día. Si hace mucho que no haces actividad física, comienza despacio y aumenta la intensidad poco a poco. Evita también sentarte demasiado tiempo; trata de levantarte y moverte si has estado sentado más de 30 minutos.

Tratamientos para la diabetes de tipo 1 y tipo 2

El tratamiento para la diabetes de tipo 1 implica la colocación de inyecciones de insulina o el uso de una bomba de insulina, así como revisiones frecuentes del nivel de glucosa sanguínea y el conteo de hidratos de carbono. El trasplante de páncreas o de células de los islotes puede ser una opción para algunos pacientes con diabetes de tipo 1.

El tratamiento de la diabetes de tipo 2 implica, principalmente, cambios en el estilo de vida y el control del nivel de glucosa sanguínea, junto con la administración de medicamentos orales para la diabetes, insulina o ambos.

Control del nivel de glucosa sanguínea

Según el plan de tratamiento, puedes revisar y registrar el nivel de glucosa sanguínea hasta cuatro veces al día o con mayor frecuencia si tomas insulina. El control riguroso de la glucosa sanguínea es la única forma de asegurarte de que el nivel se mantenga dentro del rango objetivo. Las personas que tienen diabetes de tipo 2 y no se administran insulina suelen revisar el nivel de glucosa sanguínea con mucha menos frecuencia.

Las personas que reciben tratamiento con insulina pueden elegir controlarse el nivel de glucosa sanguínea con un glucómetro continuo. Aunque esta tecnología aún no ha reemplazado por completo el medidor de glucosa, puede reducir la cantidad de pinchazos en los dedos que se necesitan para comprobar el nivel de glucosa sanguínea y proporcionar información importante sobre las tendencias del nivel de glucosa sanguínea.

Incluso con un control riguroso, el nivel de glucosa sanguínea puede cambiar de manera impredecible. Con la ayuda del equipo de tratamiento para la diabetes, aprenderás cómo cambia el nivel de glucosa en la sangre en respuesta a los alimentos, la actividad física, los medicamentos, las enfermedades, el consumo de alcohol y el estrés. Si eres una mujer, aprenderás cómo varía el nivel de glucosa sanguínea en función de los cambios en los niveles hormonales.

Además del control diario del nivel de glucosa en la sangre, el proveedor de atención médica probablemente te recomiende una prueba de hemoglobina glicosilada A1c periódica para medir tu nivel de glucosa sanguínea medio durante los últimos 2 a 3 meses.

En comparación con los análisis de glucosa sanguínea que se repiten diariamente, la prueba de hemoglobina glicosilada A1c muestra el grado de eficacia general del plan de tratamiento para la diabetes. Un nivel alto de hemoglobina glicosilada A1c puede indicar la necesidad de cambiar el régimen de medicamentos orales o de insulina, o el plan de comidas.

El nivel objetivo de hemoglobina glicosilada A1c puede variar según la edad y diversos factores más, como otras enfermedades que puedas tener o la capacidad de percibir si tu nivel de glucosa sanguínea está bajo. Sin embargo, para la mayoría de las personas con diabetes, la Asociación Americana de la Diabetes recomienda un nivel de hemoglobina glicosilada A1c inferior al 7 %. Pregúntale al proveedor de atención médica cuál es tu nivel objetivo de hemoglobina glicosilada A1c.

Insulina

Las personas con diabetes de tipo 1 deben administrarse insulina para controlar la glucosa sanguínea y sobrevivir. Muchas personas que tienen diabetes de tipo 2 o diabetes gestacional también necesitan tratamiento con insulina.

Existen muchos tipos de insulina, como insulina de acción corta (regular), de acción rápida y de acción prolongada, y otras opciones intermedias. Según lo que necesites, el proveedor de atención médica puede recetarte una combinación de diferentes tipos de insulina para usar durante el día y la noche.

La insulina no puede tomarse por vía oral para bajar la glucosa sanguínea porque las enzimas del estómago obstaculizan su acción. Por eso, suele inyectarse usando una jeringa y una aguja fina, o con una pluma para insulina (un aparato que se asemeja a un bolígrafo).

Una bomba de insulina también puede ser una opción. Se trata de un dispositivo que tiene el tamaño aproximado de un teléfono móvil pequeño y se usa en la parte externa del cuerpo. Incluye una manga que conecta el reservorio de insulina a una sonda (catéter) que se introduce por debajo de la piel del abdomen.

A la izquierda se muestra un glucómetro continuo, que es un dispositivo para medir la glucosa en la sangre cada pocos minutos a través de un sensor que se inserta debajo de la piel. Una bomba de insulina, que puedes llevar en el bolsillo, es un dispositivo que se usa de forma extracorpórea con un tubo que conecta el reservorio de insulina a un catéter insertado bajo la piel del abdomen. Las bombas de insulina se programan para administrar cantidades específicas de insulina de forma continua y cuando te alimentas.

Ahora también existen bombas sin sondas que funcionan de manera inalámbrica. Puedes programar la bomba de insulina para que dosifique cantidades específicas. Puede ajustarse para que administre más o menos cantidad de insulina según los alimentos que se ingieren, el nivel de actividad y el nivel de glucosa en la sangre.

Un sistema de circuito cerrado es un dispositivo que se implanta en el cuerpo, que conecta un medidor de glucosa continuo a una bomba de insulina. El medidor comprueba regularmente los niveles de glucosa en la sangre. El dispositivo libera automáticamente la cantidad correcta de insulina cuando el medidor indica que se necesita.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ha aprobado varios sistemas híbridos de circuito cerrado para casos de diabetes de tipo 1. Se denominan “híbridos” porque requieren la intervención del usuario. Por ejemplo, es posible que tengas que indicar al dispositivo cuántos hidratos de carbono has ingerido o confirmar los niveles de glucosa en la sangre de vez en cuando.

Todavía no existe un sistema de circuito cerrado que no necesite la intervención del usuario, pero actualmente hay más sistemas de este tipo en fase de ensayo clínico.

Medicación oral u otros medicamentos

En algunos casos, el proveedor de atención médica puede recetarte medicamentos por vía oral o inyectables. Algunos medicamentos para la diabetes estimulan el páncreas para que libere más insulina. Otros inhiben la producción y la liberación de glucosa del hígado, lo que significa que necesitarás menos insulina para transportar la glucosa a las células.

Otros incluso bloquean la acción del estómago o de las enzimas intestinales que se encargan de la descomposición de los hidratos de carbono, haciendo más lenta su absorción, o hacen que los tejidos estén más sensibles a la insulina. La metformina (Glumetza, Fortamet u otros) es, por lo general, el primer medicamento que se receta para la diabetes de tipo 2.

Se puede indicar el uso de otra clase de medicamentos, llamados inhibidores de SGLT2. Estos evitan que los riñones reabsorban la glucosa filtrada en la sangre. En lugar de esto, la glucosa se excreta mediante la orina.

Trasplantes

El trasplante de páncreas puede ser una opción para algunas personas con diabetes de tipo 1. También se están realizando estudios sobre el trasplante de islotes. Con un trasplante de páncreas exitoso, ya no necesitarías una tratamiento con insulina.

Sin embargo, los trasplantes no siempre son exitosos y estos procedimientos presentan riesgos graves. Necesitarás medicamentos inmunodepresores por el resto de tu vida para evitar que tu cuerpo rechace el órgano. Pueden tener efectos secundarios graves. Debido a esto, los trasplantes se reservan habitualmente para personas cuya diabetes no puede controlarse o para quienes también necesitan un trasplante de riñón.

Cirugía bariátrica

Es posible que algunas personas que padecen diabetes de tipo 2, tienen obesidad y su índice de masa corporal es superior a 35 se beneficien con algunos tipos de cirugía bariátrica. Las personas que se han sometido a una cirugía de baipás gástrico han visto importantes mejoras en sus niveles de glucosa en la sangre. Sin embargo, todavía se desconocen los riesgos a largo plazo de este procedimiento y los beneficios para la diabetes de tipo 2.

Tratamiento para la diabetes gestacional

El control de tu nivel de glucosa en la sangre es fundamental para mantener la salud del bebé. También puede ayudar a evitar complicaciones durante el parto. Además de tener una dieta saludable y hacer ejercicio con regularidad, tu plan de tratamiento para la diabetes gestacional puede incluir controlar la glucosa en la sangre. En algunos casos, también puedes necesitar insulina o medicamentos orales.

El proveedor de atención médica controlará tu nivel de glucosa en la sangre durante el trabajo de parto. Si tu nivel de glucosa en la sangre aumenta, es posible que el bebé libere altos niveles de insulina. Esto puede derivar en un bajo nivel de glucosa en la sangre inmediatamente después del nacimiento.

Tratamiento para la prediabetes

El tratamiento de la prediabetes suele incluir elecciones saludables en el estilo de vida. Estos hábitos pueden ayudar a que el nivel de glucosa en la sangre regrese a la normalidad. O bien, podrían evitar que se eleve a los niveles que se observan en la diabetes tipo 2. Mantener un peso saludable con ejercicio y una alimentación saludable puede ayudar. Hacer por lo menos 150 minutos de ejercicio por semana y perder aproximadamente un 7 % de tu peso corporal pueden prevenir o retrasar la diabetes tipo 2.

Los medicamentos (como la metformina, las estatinas y los medicamentos para la hipertensión arterial) pueden ser una opción para algunas personas con prediabetes y otras afecciones como las enfermedades cardíacas.

Signos de complicaciones en cualquier tipo de diabetes

Muchos factores pueden afectar los niveles de glucosa sanguínea. A veces pueden surgir problemas que requieren atención médica inmediata.

Glucosa sanguínea alta

La glucosa sanguínea alta (hiperglucemia en diabetes) puede ocurrir por muchas razones, como por comer demasiado, estar enfermo o no tomar suficientes medicamentos para bajar la glucosa. Revisa el nivel de glucosa sanguínea según las indicaciones del proveedor de atención médica. Y presta atención a los síntomas de un nivel alto de glucosa sanguínea, incluidos los siguientes:

  • Micción frecuente
  • Más sed de lo habitual
  • Visión borrosa
  • Cansancio (fatiga)
  • Dolor de cabeza
  • Irritabilidad

Si tienes hiperglucemia, tendrás que hacer ajustes en tu dieta, en los medicamentos o en ambos.

Más cetonas en la orina

La cetoacidosis diabética es una complicación grave de la diabetes. Cuando las células carecen de energía, el cuerpo puede comenzar a descomponer las grasas. Esto produce ácidos tóxicos, conocidos como cetonas, que pueden acumularse en la sangre. Presta atención a los siguientes síntomas:

  • Náuseas
  • Vómitos
  • Dolor de estómago (abdominal)
  • Aliento con un olor dulce y a frutas
  • Falta de aire
  • Sequedad de la boca
  • Debilidad
  • Desorientación
  • Estado de coma

Puedes revisar si hay exceso de cetonas en la orina con un kit de prueba de cetonas que puedes comprar sin receta médica. Si tienes exceso de cetonas en la orina, consulta de inmediato al proveedor de atención médica o busca atención médica de emergencia. Esta afección es más frecuente en pacientes con diabetes tipo 1.

Síndrome hiperosmolar hiperglucémico no cetósico

La causa del síndrome hiperosmolar es un nivel de glucosa sanguínea muy elevado, que hace que la sangre se vuelva espesa y melosa.

Los síntomas de esta afección mortal incluyen los siguientes:

  • Lectura de glucosa sanguínea superior a 600 mg/dl (33,3 mmol/l)
  • Sequedad de la boca
  • Sed extrema
  • Fiebre
  • Somnolencia
  • Desorientación
  • Pérdida de la visión
  • Alucinaciones

Esta afección se presenta en personas con diabetes tipo 2. Por lo general, ocurre después de una enfermedad. Llama al proveedor de atención médica o busca atención médica de inmediato si tienes los síntomas de esta afección.

Glucosa sanguínea baja (hipoglucemia)

Cuando el nivel de glucosa sanguínea baja del rango objetivo, esto se conoce como glucosa sanguínea baja (hipoglucemia diabética). Si tomas medicamentos que disminuyen el nivel de la glucosa sanguínea, como la insulina, el nivel de la glucosa en la sangre puede bajar por muchos motivos. Entre ellos, saltarte una comida y hacer más actividad física de lo habitual. Un nivel bajo de glucosa sanguínea también se produce cuando recibes demasiada insulina o una cantidad excesiva de medicamentos para disminuir la glucosa, porque eso hace que el páncreas retenga la insulina.

Revisa periódicamente el nivel de glucosa sanguínea y presta atención a los síntomas de un nivel bajo de glucosa sanguínea, incluidos los siguientes:

  • Sudoración
  • Temblores
  • Debilidad
  • Hambre
  • Mareos
  • Dolor de cabeza
  • Visión borrosa
  • Palpitaciones cardíacas
  • Irritabilidad
  • Habla arrastrada
  • Somnolencia
  • Desorientación
  • Desmayos
  • Convulsiones

Es mejor tratar la glucosa sanguínea baja con carbohidratos que el cuerpo pueda absorber rápidamente, como jugo de fruta o comprimidos de glucosa.

Estilo de vida y remedios caseros

La diabetes es una enfermedad grave. Seguir el plan de tratamiento para esta afección conlleva un compromiso total. El control minucioso de la diabetes puede reducir el riesgo de tener complicaciones graves o que ponen en riesgo la vida.

  • Comprométete con el control de la diabetes. Infórmate lo más que puedas acerca de la diabetes. Entabla un vínculo con el educador para la diabetes. Pídele ayuda al equipo de tratamiento para la diabetes cuando la necesites.
  • Elige alimentos adecuados y mantén un peso saludable. Si tienes sobrepeso, perder tan solo el 7 % del peso corporal puede marcar una gran diferencia en el control de la glucosa sanguínea si padeces prediabetes o diabetes tipo 2. Una dieta saludable es aquella que incluye muchas frutas, verduras, proteínas magras, cereales integrales y legumbres. Además, debes limitar la cantidad de grasas saturadas que consumes.
  • Haz que la actividad física forme parte de tu rutina diaria. La actividad física regular puede ayudar a prevenir la prediabetes y la diabetes tipo 2. También puede ayudar a las personas que ya tienen diabetes a lograr un mejor control de la glucosa en la sangre. Como mínimo, se recomiendan 30 minutos de actividad física moderada, como una caminata rápida, la mayoría de los días de la semana. Intenta hacer, al menos, 150 minutos de actividad física aeróbica moderada a la semana.
    Hacer ejercicio aeróbico con regularidad acompañado de, al menos, dos días de ejercicios de fortalecimiento muscular a la semana puede ayudarte a controlar el nivel de glucosa en la sangre de forma más eficaz que si haces estos tipos de ejercicio por separado. Entre los ejercicios aeróbicos, se incluyen caminar, andar en bicicleta o bailar. El entrenamiento de resistencia puede incluir ejercicios con pesas y con el peso del cuerpo.
    También intenta pasar menos tiempo sentado y sin moverte. Intenta levantarte y moverte durante algunos minutos, al menos, cada 30 minutos cuando estés despierto.

Recomendaciones sobre el estilo de vida para las personas con diabetes tipo 1 y tipo 2

Además, si tienes diabetes de tipo 1 o tipo 2:

  • Identifícate. Usa una etiqueta o un brazalete que diga que tienes diabetes. Ten siempre a mano un kit de glucagón en caso de emergencia por baja glucosa en la sangre. Asegúrate de que tus amigos y seres queridos sepan cómo usarlo.
  • Programa un examen físico anual y exámenes de la vista periódicos. Tus controles periódicos de la diabetes no deben reemplazar a los exámenes físicos anuales ni a los exámenes de rutina de la vista. Durante el examen físico, el proveedor de atención médica te revisará para detectar cualquier complicación relacionada con la diabetes y otros problemas médicos. El oculista controlará si hay signos de daño en la vista, como daño de la retina (retinopatía), cataratas y glaucoma.
  • Mantén tu calendario de vacunación al día. El nivel de glucosa en la sangre alto puede debilitar el sistema inmunitario. Vacúnate contra la influenza todos los años. El proveedor de atención médica también puede recomendar el suministro de las vacunas de la neumonía y la COVID-19.
    Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) también recomiendan que te administres la vacuna contra la hepatitis B si no lo hiciste antes y eres un adulto de entre 19 y 59 años de edad con diabetes tipo 1 o tipo 2.
    Las pautas más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan que te vacunes tan pronto como sea posible después de recibir un diagnóstico de diabetes tipo 1 o tipo 2. Si tienes 60 años o más, tienes diabetes y aún no te administraron la vacuna, consulta con el proveedor de atención médica si es conveniente que lo hagas.
  • Préstales atención a tus pies. Lávate los pies a diario con agua tibia. Sécalos suavemente, especialmente entre los dedos. Huméctalos con loción, pero no entre los dedos. Revisa diariamente tus pies para ver si tienes ampollas, cortaduras, llagas, enrojecimiento o hinchazón. Consulta con el proveedor de atención médica si tienes una llaga u otro problema en el pie que no se cura por sí solo rápidamente.
  • Controla tu presión arterial y el colesterol. Consumir alimentos saludables y hacer ejercicio en forma regular puede ayudar a controlar la hipertensión arterial y el colesterol. Es posible que también necesites tomar medicamentos.
  • Cuídate los dientes. La diabetes puede aumentar tu predisposición a contraer infecciones más graves en las encías. Cepíllate los dientes y usa hilo dental al menos dos veces por día. Y, si tienes diabetes tipo 1 o tipo 2, programa exámenes dentales regulares. Consulta con el dentista de inmediato si te sangran las encías, o se ven rojas o inflamadas.
  • Si fumas o usas otros tipos de tabaco, consulta con el proveedor de atención médica para que te ayude a dejar de hacerlo. Fumar aumenta el riesgo de padecer varias complicaciones de la diabetes. Los fumadores con diabetes tienen más probabilidades de morir por una enfermedad cardiovascular que los no fumadores que tengan diabetes. Consulta con el proveedor de atención médica sobre las formas de dejar de fumar o de usar otros tipos de tabaco.
  • Si consumes bebidas alcohólicas, hazlo de manera responsable. El alcohol puede provocar niveles altos o bajos de glucosa en la sangre. Todo depende de la cantidad que bebas y si comes algo cuando bebes. Si optas por consumir bebidas alcohólicas, hazlo con moderación (una copa al día para las mujeres y hasta dos copas al día para los hombres) y siempre acompáñalas con comida.
    Recuerda incluir los hidratos de carbono de cualquier bebida alcohólica en el cálculo diario de hidratos de carbono. Y controla tus niveles de glucosa en la sangre antes de acostarte.
  • Toma el estrés con seriedad. Es posible que las hormonas que el cuerpo puede producir en respuesta al estrés prolongado impidan que la insulina funcione bien. Esto aumentará el nivel de glucosa en la sangre y te causará incluso más estrés. Fíjate límites y organiza tus tareas por orden de prioridad. Aprende técnicas de relajación. Y duerme mucho.

Medicina alternativa

En algunos estudios, se ha demostrado que muchas sustancias mejoran la capacidad del cuerpo de procesar insulina. Hay otros estudios en los que no de ha encontrado ningún beneficio en el control del nivel de glucosa sanguínea o en la reducción de los niveles de hemoglobina glucosilada A1c. Debido a los hallazgos contradictorios, no existen terapias alternativas que actualmente se recomienden para ayudar a todas las personas a controlar la glucosa sanguínea.

Si decides probar algún tipo de terapia alternativa, no suspendas los medicamentos que te recetó el proveedor de atención médica. Asegúrate de analizar el uso de estas terapias con el proveedor de atención médica. Asegúrate de que no provocarán reacciones adversas o que no interferirán en tu tratamiento actual.

Además, ningún tratamiento (alternativo o convencional) puede curar la diabetes. Si recibes tratamiento con insulina para la diabetes, nunca suspendas la insulina, a menos que el proveedor de atención médica te lo indique.

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Vivir con diabetes puede resultar difícil y frustrante. A veces, incluso cuando cumples con lo indicado, tu nivel de glucosa en la sangre puede aumentar. Sin embargo, si respetas tu plan de tratamiento para la diabetes, es probable que veas una diferencia positiva en tu hemoglobina glucosilada A1c cuando consultes con tu proveedor de atención médica.

Un buen tratamiento de la diabetes puede consumir mucho tiempo y ser abrumador. A algunas personas les ayuda hablar con alguien. Es probable que el proveedor de atención médica te recomiende un profesional de salud mental con el que puedas hablar. O bien, puedes ver a un grupo de apoyo.

Compartir tus frustraciones y triunfos con personas que entienden lo que estás atravesando puede ser muy útil. A su vez, es posible que otras personas tengan buenos consejos para compartir sobre el tratamiento para la diabetes.

Tu proveedor de atención médica puede conocer algún grupo de apoyo local. También, puedes llamar a la American Diabetes Association (Asociación Americana de Diabetes) al 800-DIABETES (800-342-2383) o a la Juvenile Diabetes Research Foundation (Fundación para la Investigación de la Diabetes Juvenil) al 800-533-CURE (800-533-2873).

Preparación para la consulta

Es probable que comiences por consultar al proveedor de atención médica si tienes síntomas de diabetes. Si tu hijo tiene síntomas de diabetes, podrías consultar al proveedor de atención médica de tu hijo. Si los niveles de glucosa en la sangre son muy altos, es probable que te envíen a la sala de emergencias.

Si los niveles de glucosa en la sangre no son lo suficientemente altos como para ponerlos a ti o a tu hijo en riesgo inmediato, podrían remitirte a un proveedor de atención médica capacitado en el diagnóstico y tratamiento de la diabetes (endocrinólogo). Poco después del diagnóstico, también es probable que te reúnas con un educador para la diabetes y un dietista diplomado para obtener más información sobre cómo controlar la diabetes.

La siguiente información te ayudará a prepararte para la cita médica y a saber qué puedes esperar.

Lo que puedes hacer

  • Ten en cuenta las restricciones previas a la cita médica. Cuando programes la cita médica, pregunta si necesitas hacer algo con anticipación. Es probable que esto comprenda restricciones en la alimentación, como en el caso de un examen de glucemia en ayunas.
  • Anota los síntomas que tengas, incluso los que parezcan no tener relación.
  • Anota tu información personal esencial, incluso las situaciones estresantes o cualquier cambio reciente en tu vida. Si controlas tus valores de glucosa en casa, trae un registro de los resultados de la glucosa, con detalles de las fechas y los horarios de las pruebas.
  • Haz una lista de todas las alergias que tengas y de todos los medicamentos, vitaminas y suplementos que tomes.
  • Registra los antecedentes médicos de tu familia. Asegúrate de tomar nota de cualquier familiar que haya tenido diabetes, ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
  • Si es posible, ve con un familiar o un amigo. La persona que te acompañe puede ayudarte a recordar la información que necesitas.
  • Anota todas las preguntas que quieras hacerle al proveedor de atención médica. Pregunta acerca de los aspectos del control de la diabetes que no tengas claros.
  • Ten en cuenta si necesitas resurtir alguna receta médica. El proveedor de atención médica puede renovar tus recetas médicas mientras estás allí.

Preparar una lista de preguntas puede ayudarte a aprovechar al máximo el tiempo con el proveedor de atención médica. Si tienes diabetes, algunas preguntas para hacer son las siguientes:

  • ¿Los síntomas que tengo se relacionan con la diabetes o con otra cosa?
  • ¿Necesito hacerme alguna prueba?
  • ¿Qué más puedo hacer para proteger mi salud?
  • ¿Cuáles son las otras opciones para controlar la diabetes?
  • Tengo otras afecciones. ¿Cómo puedo controlar estas afecciones de manera conjunta?
  • ¿Hay alguna restricción que deba cumplir?
  • ¿Debo consultar con otro especialista, como un dietista o educador para la diabetes?
  • ¿Existe alguna alternativa genérica al medicamento que me receta?
  • ¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomienda?

Qué esperar de tu médico

Es probable que el proveedor de atención médica te haga varias preguntas, como las siguientes:

  • ¿Puedes describir los síntomas?
  • ¿Tienes síntomas de forma constante, o estos aparecen y desaparecen?
  • ¿Cuál es la gravedad de los síntomas?
  • ¿Tienes antecedentes familiares de preeclampsia o diabetes?
  • Háblame sobre tu alimentación.
  • ¿Haces ejercicio? ¿Qué tipo y cuánto?

Rafael Sanchez Cardona. M.D. M.Sc.

Médico y Cirujano de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, Especializado con Master en Gastroenterología, Hepatología y Endoscopia Digestiva de la Universidad Católica de Murcia (España)

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